nie kommt man so weit wie dann, wenn man nich weiB, wohin man geht_Goethe

se rebeller est juste, désobéir est un devoir

viernes, 8 de enero de 2010

todos tenemos secretos

escucho en off las pútridas idioteces con las que aún disparan los programas culebrones de la tarde al objetivo del oído femenino, luego de 5 años sin tv reincidí hace un año por la excusa del dvd, pero aún el asco me hace imposible mirar cualquier programa de aire como solía. el cable es casi lo mismo pero en abc1, y siempre está la posibilidad del documental, la muestra del canal cultural o la versión broadcast del dvd. a veces el hábito trae algo bueno, me habitué, me forcé a no mirar tv por repulsión a los contenidos de la ideología supra y subyascente. y retomar es como volver a una discusión que continúa en el mismo punto, como congelado, cambiaron pocas formas de representación del léxico, los mismos repertorios de frases vacías en el mejor de los casos, de frases horribles las más de las veces. “hay verdades que es mejor no saberlas” dice la voz profunda del galán que escenifica y engola una pasión contrariada por una mujercita esquiva, pasión que si estuviera más cerca de los gustos del actor sería dirigida al galán contrafigura, pero el culebrón no está tan avanzado en la corrección política como su hermano redimido la serie de la noche. la tarde sigue siendo el reducto de la soap opera porque las mujeres que siguen orbitando el universo exclusivo de la casa, continúan trapeando mientras escuchan enredos televisivos de pañales y pequeños amores, que reproducen hasta el asco sus pequeños enredos cotidianos, una puesta en abismo al estilo de las meninas de Velázquez, pero sin meninas, y donde la mano que pinta está lejos de poner en evidencia el secreto a voces que reproduce, una mano invisible en una pintura de cátodos. “todos tenemos secretos ocultos” continúa otra voz en off, y luego: “no hay nada mejor que una buena comida para cerrar un buen negocio” una voz femenina a otra masculina, para pasar por el “el amor ante todo”, dicho en tono irónico, pero que aún así no deja de revolver las tripas. luego un “no le faltes el respeto a mi novia”, antes de que salte corriendo de la pc para abalanzarme sobre el control remoto y darle respiro a mis oídos. “no le faltes el respeto a mi novia”, no nena, para eso estamos nosotros.